LIBRO USADO. RECUERDA QUE EL 10% DE ESTA VENTA COLABORA CON FUNDACIONES QUE FOMENTAN LA LECTURA EN ZONAS VULNERABLES. Este libro debe su existencia a los consejos de dos escritores amigos. Uno de ellos, Mario Vargas Llosa, en fecha tan temprana, o tan lejana, como 1964, me aconsejó que publicara Ella cantaba boleros no como el hilo conductor que era de Tres tristes tigres, sino como una narración independiente. Han pasado exactamente treinta años para que yo hiciera caso: así soy de testarudo. El otro escritor amigo es Javier Marías, quien con su perspicacia de autor y, lo que es mejor, su autoridad como lector, me aconsejó, no bien apareció La Habana para un infante difunto, publicada en 1979: "El último capítulo es perfecto. Debieras publicarlo por separado." Y aquí están, juntos pero revueltos, los capítulos de Ella cantaba boleros (más, hay que decirlo, lo que iba a ser su final original y que por afán de simetría eliminé de TTT: ese Meta-final que he publicado por separado sin ser una separata y cuyo subtítulo se debe y puede leer también como Meta final), y el largo lamento de amor que tiene por maestro a Ovidio y su Ares amatoria y por exergo, luego suprimido, ese verso que Shakespeare cita en Romeo Y Julieta: "Jove ríe ante el perjurio del amor". Las dos narraciones celebran a la noche y parecen citar, recitar el verso de Amores : O lente, lente currite noctis equi, que quiero traducir como :Corre lento, lento jinete de la noche.

Calificación del estado de los libros:

Translation missing: es.general.search.loading