TAPA BLANDA , LIBRO USADO, RECUERDA QUE EL 10% DE ESTA VENTA COLABORA CON FUNDACIONES QUE FOMENTAN LA LECTURA EN ZONAS VULNERABLES. La poesía es metáfora, la ciencia una de ellas nada más. José Ortega y Gasset Si los cimientos del Imperio son, como dijo William Blake, el Arte y la Ciencia, para construir estas páginas tuvimos además que cimentar las columnas con la palabra poética, que siempre ha sido al final quien tiene la fórmula química perfecta o la ecuación resuelta para que estos imperios todavía por conquistar tengan sentido, porque en el sentir está el corazón, una máquina con extrañísimos códigos que los científicos y las lecciones de anatomía aún no han terminado por descifrar y los poetas misteriosamente sí. Las artes y las ciencias, decía Goethe, se obtienen a través del pensamiento, pero éste no es el caso de la poesía, ya que se trata de una cuestión de inspiración; ésta no debe denominarse como arte ni como ciencia, sino como genio. La poesía, insiste el autor de Fausto, es la fuente de la ciencia y con el tiempo pueden formar una alianza estrecha y fecunda en las más altas regiones del espíritu humano. Como en otras ocasiones, la empresa rozaba los imposibles y cualquier camino que nos planteáramos seguir nos llevaba directamente al infinito. ¿Cómo agrupar todos los campos científicos en una edición sin vernos irremediablemente desbordados? En un principio pensamos que con la Medicina y sus diversas ramificaciones era suficiente para hacer una buena entrega donde el cuerpo y el poeta se vieran directamente comprometidos, dejando otras ciencias para futuros viajes, pero esta revista siempre ha tenido el temperamento y las formas de esos viejos zepelines para lanzarse a las nubes con exceso de equipaje y al final entraron otras materias. La alquimia, la física, la química, las matemáticas y sus números, la geometría, la geología, la astronáutica aparecen aquí como pequeñas nebulosas invitadas, con la medicina como núcleo central de un vasto y complicado universo. Otras disciplinas como la astronomía, la zoología y la arquitectura ya tuvieron en números recientes su presencia, dejando por tanto su espacio a nuevas e imprescindibles visitas donde la ciencia hace y deshace como escribiría Apollinaire. El capitán para llevar esta vez la expedición ha sido Antonio Lafarque, que con el tiempo se está convirtiendo en otro farero de estos litorales. Es él quien encuentra la poesía, el que busca la luz de la palabra en viejos estantes y en libros olvidados para que el lector se ilumine por dentro. Los objetivos, a ciencia cierta, fueron complicados, pero si se tienen cómplices que te ayudan a desvelar enigmas, a dibujar con inteligencia los paisajes a tratar, esos territorios por conquistar se hacen placenteros. La presencia importante de poetas y pensadores como Federico Mayor Zaragoza, Carlos Briones, Eduardo Chirinos, Jesus Aguado, Juan Antonio Gonzalez Iglesias, Francisco Fortuny, Jordi Batlle, Cristian Munitiz, Cesar Nombela, Maria Navarro o Blanca Montalvo ha contribuido a cimentar la geografía de ese pequeño imperio de papel en el que se convierte una revista cuando se cumplen los objetivos previstos. «El poeta es un laboratorio» dice Agustín Fernández Mallo, el físico y escritor. Es verdad, también una revista como Litoral es un laboratorio donde la poesía, el arte y el pensamiento se mezclan siguiendo antiguas fórmulas alquímicas. El resultado siempre será una reflexión, una metáfora en el corazón humano.

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