TAPA BLANDA , LIBRO USADO, RECUERDA QUE EL 10% DE ESTA VENTA COLABORA CON FUNDACIONES QUE FOMENTAN LA LECTURA EN ZONAS VULNERABLES.El concurso de cuentos Teresa Hamel, patrocinado por la Sociedad de Escritores de Chile (SECH), se ha convertido en uno de los certámenes litera- nos más importantes del país y en un referente necesario para calibrar el estado de la prosa nacional, La cantidad de participantes ha crecido año tras año, la atracción de los autores ha aumentado de modo considerable y la convocatoria que la competición suscita prueba que hemos cumplido con el legado de Teresa Hamel. Esta quinta versión fue muy difícil para el jurado que tuvo que discernir el premio. La variedad temática, la heterogeneidad en la escritura, la disparidad de estilos contrastantes -desde el relato confesional a la crónica descarnada y realista, desde el tono experimental hasta las estructuras más convencionales-, la originalidad de las materias escogidas, en fin, el sorprendente nivel de profesionalismo en la mayoría de los postulantes, provocaron más que un quebradero de cabeza entre quienes tuvimos que optar por los ganadores. La palabra "ganadores", que acabo de emplear, es errónea, o más bien equivoca, porque la calidad general fue sorprendentemente buena, muy saludable. Y llegar a una decisión justa frente a este caudal de textos apreciables resulta una tarea ardua, por lo que alcanzar un acuerdo tampoco fue algo sencillo ni cómodo. En el jurado, compuesto por los distinguidos novelistas Omar Saavedra Santis, Rolando Rojo Redolés y el que esto escribe, hubo, inevitablemente, discusiones, pero se trató de discusiones comedidas y caballerosas; además del clima de armonía que reinó, recuerdo que todos, sin excepción, quedamos admirados ante el nivel de los títulos sometidos a nuestro escrutinio, no solo el de los finalistas, sino también el del resto de los concursantes. El cuento, ese mal llamado género breve, es una de las formas más laboriosas que se conocen en el vasto territorio de la literatura: no se puede sobrepasar cierto número de páginas, hay que captar enseguida la atención del lector, es preciso ser sucinto e ir al grano cuanto antes. La gente parece creer todo lo contrario y, por otra parte, las editoriales se interesan muy poco en publicar colecciones de ficciones cortas, haciendo que, por lo me- nos en Chile, los cuentistas semejen casi una especie en vías de extinción. De aquí deriva el gran valor del volumen que el público tiene en sus manos. No me referiré a ninguna de las once historias contenidas en la presente compilación, pues todas están logradas, son amenas y demuestran que nuestra narrativa pasa por un buen momento. El lector, juez supremo, decidirá si le gustan o no estos relatos, aunque me inclino a pensar que los aprobará. Y la SECH, una vez más, ha cumplido con la función primordial de divulgar nuestra literatura. Camilo Marks

Calificación del estado de los libros:

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